samedi 22 novembre 2008

Sobre pirámides y tumbas

La crisis económica mundial esta entre nosotros. Así lo saben todas la personas, que han invertido sus modestas economías en las famosas pirámides; estas redes de « ahorro » con altos intereses que, apoyadas por oscuras organizaciones financieras promovían formas de especulación de alta rentabilidad. El sueño llega a su fin y ahora que en la intricada maraña de los hechos suscitados por su derrumbe vemos la economía colombiana precipitarse a la crisis, es necesario reflexionar sobre las conexiones explicitas entre narcotrafico, finanzas y Estado.

Mas allá de los acontecimientos puntuales que dieron a conocer el problema, esta crisis se produce en el mismo momento en que la economía mundial conoce una gravisima caida, ocasionada en su mayor parte, por la especulación financiera en los mercados mundiales. No es casual que este tipo de empresas agiotistas atraviesen un mal momento justamente cuando la economía mundial colapsa, lo que indica, como es ya de conocimiento publico, que buena parte del dinero recaudado iba a parar a estos mercados, que el dinero de los « pobres » se multiplicaba en los paraísos fiscales (por ejemplo en Panama) y que luego retornaba convertido, « limpiado » y listo para reinvertirse. Así como sucedió con las « subprimes » en los Estados Unidos, así mismo sucede con las pirámides en Colombia, esta crisis no es una invención exclusiva del espíritu mafioso colombiano, hace también parte del conjunto global de crisis desatadas por un sistema económico dominado por la especulación bursátil.

Es aquí donde las compañías de inversiones ficticias, como DMG o DFRE, juegan el rol de intermediarios ante un sistema financiero mundial debilitado, hambriento de liquides. El narcotraficante le paga al campesino el kilo de coca que siembra, le paga al « raspachin », le paga a las personas que traen los precursores químicos, le paga a los que mezclan y a los que preparan las pasta de coca, le paga a la guerrilla para que deje pasar los kilos y también a los policías, a los capitanes, a los generales, a los funcionarios. El negocio da para pagarle a todo el mundo, pero,  ¿que se hace con la plata recibida? ¿A donde van a parar los dineros invertidos por la industria mafiosa? En los años 80 y 90, no se sabia muy bien que hacia la gente del común con este dinero, solo se conocen las miles de caletas enterradas en el campo por la guerrilla y los mafiosos, y desde que el plan colombia empezó a pedir una mayor fidelidad del gobierno y de los funcionarios públicos en la lucha contra el narcotrafico, para ellos fue también mas difícil desviar la dádivas recibidas por el fructuoso negocio de la coca, tal vez, e irónicamente, la alternativa era reinyectarlas al interior del plan. Sera a finales de los años 90, junto con una cierta liberalización del sistema financiero (ligada en su mayor parte a la utilización de internet) que se crearan un cierto numero de compañías prestadoras de servicios bancarios pero que no poseen el estatuto oficial de banco en las regiones donde existe una mayor influencia del narcotrafico, el ejemplo mas claro es el del Putumayo.

Este tipo de empresas cumple dos funciones estratégicas en la economía de la droga. Su primera tarea consiste en « limpiar » el dinero recibido por los particulares permitiendoles acceder a un cierto sistema de ahorro, suplantando a las entidades tradicionales que estando sometidas a una cierta vigilancia no podían recibir dineros de dudoso origen. En segundo lugar, permitía el flujo de dineros hacia los mercados mundiales, estableciendo un ciclo de lavado de activos que por ser indirecto no permitía una correlación directa con el narcotrafico. De esta forma el circulo virtuoso estaba creado.

Pecaríamos de ingenuidad si omitiéramos el rol del Estado en este enredo. El Estado es tan culpable de este derrumbe como las entidades financieras, ficticias u oficiales, que lo crearon. En un articulo de fecha 6 de Febrero del 2007, la revista Cambio publica un pequeño articulo en el que revela las sospechosas operaciones bancarias del señor David Murcia y las investigaciones que sobre ellas realizan las instituciones de control del estado, en ese entonces, la magnitud del problema ya tenia proporciones gigantescas y a pesar de las evidentes irregularidades las investigaciones no produjeron hechos concluyentes. Pero, si fuéramos ingenuos al omitir la necesaria relación del Estado, no seriamos menos ingenuos al reclamarle algo que no está en capacidad de realizar, es decir, de acabar con el narcotrafico, en primer lugar por su propia incapacidad y sus relaciones (por lo menos, las de algunos funcionarios) con la economía de la droga, sean estas directas o indirectas; de otra parte por qué el negocio de la droga esta sostenido por la hipocresía de los principales mercados que las consumen, es decir, Europa y los Estados Unidos. La crisis financiera afecta a los pobres de todo el mundo para los cuales la situación sera todavía mas precaria, y entre ellos, para los pobres de los países pobres, es decir, nosotros. La economía de la droga esta basada en esta misma lógica: allí donde la coca se cultiva, allí donde viven los campesinos pobres que se ven obligados por el mercado a cultivarla, es allí donde la violencia es mas fuerte, en contraposición a la baja criminalización que se hace de los consumidores de NewYork, Londres o Paris, la hipocresía del mercado proteje a los que inyectan el capital y no a los que trabajan.

El Estado debe aceptar sus responsabilidades en este asunto, interviniendo directamente estas empresas, nacionalizando sus dineros y rembolsando a los afectados en los montos invertidos, esta sera la única manera de evitar una caída mas profunda de la economía colombiana, en particular, de las regiones que han sido mas azotadas por el conflicto armado.

samedi 6 septembre 2008

Causalidades

Las consecuencias de nuestros actos pasados siempre acaban por atraparnos, es lo que los físicos denominan la ley de la causalidad. Este parece ser, sin duda, el principio que rige la confrontación en Georgia, antigua república de la Rusia comunista y reciente democracia de aquella convulsionada parte que se ha dado en llamar Europa del Este, aunque no se sabe muy bien donde termina el Este. Para algunos, la linea divisoria esta justo antes de llegar a Moscu, por lo menos así lo ratificaron Napoleón y Hitler. Y es precisamente en esa franja indeterminada, le “no mans land” de la segunda guerra mundial, donde comenzaron una gran parte de los problemas recientes de esta parte del mundo.

Verdadera paradoja, que la gran república de Putin, bombardeé la que fuera patria chica del gran timonel, Stalin. Por que justamente fue él, quien firmando la paz de los aliados en Yalta, junto a Roosevelt y Churchill, consolidaría el control ruso de esa parte del mundo y dejaría a los aliados la repartición de los países árabes, como por ejemplo, de los territorios de la Palestina, que serian en definitiva donde se asentaría el estado de Israel y donde se perpetuaría, hasta hoy, otro conflicto que a falta de ser casual es causal. La ley de la causalidad y la política no son un juego de dados. Pero, estamos descubriendo que el agua moja y a veces, mucho.

Una ultima constatación: una reciente publicidad de una marca de maletines bastante aristócrata, mostraba la imagen de aquel icono que precipito la caída del imperio con pies de arcilla: Mikhail Gorbachev*, la mirada perdida en el muro berlines, testigo del ascenso y la caída. Tal vez el efecto perseguido no fue el logrado, pero hay algo que molesta al hombre político, tal vez sus propios fantasmas aun lo persiguen. Causalidad.... casualidad? Los recientes sucesos, así parecen confirmarlo.



*Ver la foto y un interesante articulo en http://www.nytimes.com/2007/11/05/business/media/05vuitton.html